La primera vez que se usaron las armas químicas a gran escala fue durante la Primera guerra mundial en el año 1914. Todo comenzó ese año cuando el científico Fritz Haber designó a Guillermo II, el instituto de investigaciones Kaiser Wilhelm de Berlín, donde se estableció una convención secreta que se dedicó a desarrollar sustancias químicas para uso bélico. Por otro lado, la industria química y armamentística inició la producción de nuevos gases tales como el fosgeno, arsénico, ácido cianhídrico etc.
Alemania fue el primero en ocupar químicos en el campo de batalla y su empleo se manifestó el 10 de marzo de 1915, cuando tropas alemanas se ubicaron a lo largo de las líneas de las trincheras francesas e inglesas que se encontraban en Ypres, Bélgica; tardaron un mes aproximadamente en colocar cilindros de gas cloro en el frente. No obstante, fue esparcido por primera vez el día 22 de abril del mismo año, alas 4 de la tarde, el clima ventoso que soplaba hacia las trincheras enemigas, permitió que los alemanes abrieran las llaves del gas, provocando una espesa nube de color amarillo-verdosa de 600 a 900 metros de profundidad que se deslizaba a nivel del piso, ocasionando un efecto aniquilador en las posiciones enemigas, que tuvo como resultado, 10 000 personas intoxicadas y más de 5 mil muertos, de lo cuales muchos murieron en el acto mientras que otros que lograron escaparse en el primer momento, murieron poco tiempo después.
Poco tiempo después, la serie de horrores tóxicos se fue ampliando. Los gases empezaron a lanzarse en bombas de artillería para evitar que el viento traicionero cambiara de dirección y terminara matando alas propias tropas por asfixia. Se establecieron cubiertas protectoras; los ejércitos desarrollaron sistemas de defensa y alarma, y se vieron obligados a abastecerse de máscaras anti-gas y ala rápida colocación de los mismos (seis segundos).
Desde 1916 las emisiones de nubes de cloro fueron sustituidas por granadas rellenas de gas fosgeno, bromuro de xileno y arsinas. La industria de la guerra fabricaba gases llamados Cruz Verde, Cruz Blanca, Cruz Azul y Cruz Amarilla, preparados por compuestos orgánicos con cloro y arsénico derivados del ácido cianocloruro. Fue en el mismo año, que los alemanes emplearon a gran escala estos gases asfixiantes. Se ejecutaron cinco grandes ataques en contra de los ingleses, y otros ataques en contra de Francia y Rusia, donde se empleó más que todo, gases que contaban con mayor concentración del mortal fosgeno.
“Un ataque destacado fue el Arras en diciembre de 1916. Allí, grandes cantidades de granadas cayeron en los alrededores, saturando los pisos y muros de las casas. Como era muy intenso el frío, se evaporaron los gases lentamente. Al siguiente día, cuando aparentemente los gases habían desaparecido, muchos soldados se quitaron las máscaras. Un error porque con el aumento de las temperaturas la evaporación de los gases comenzó de nuevo, habiendo un gran número de atacados.”
“La táctica consistió en ocultar por todos los medios posibles los preparativos previos, la utilización de nubes de humo para desviar la atención y el lanzamiento de los gases a intervalos variables. Esto último fue en realidad tristemente eficaz, pues la segunda emisión, después de la calma que seguía a la primera nube, encontraba desprevenidos a los hombres.”
No obstante, no fue hasta 1917 que lo alemanes dieron inicio al uso de su arma más letal, el Gas Mostaza, el cual persistía un largo periodo de tiempo contaminando la superficie, en forma de gotas similares al rocío, y era capaz de atravesar la ropa y los zapatos. En Nieuport se lanzaron más de 50.000 granadas en una sola noche, invadiendo casi toda la ciudad. También se calculó que en el otoño del mismo año, las tropas alemanas lanzaron más de un millón de granadas que contenían aproximadamente 2.500 toneladas de este gas.
Alemania fue el primero en ocupar químicos en el campo de batalla y su empleo se manifestó el 10 de marzo de 1915, cuando tropas alemanas se ubicaron a lo largo de las líneas de las trincheras francesas e inglesas que se encontraban en Ypres, Bélgica; tardaron un mes aproximadamente en colocar cilindros de gas cloro en el frente. No obstante, fue esparcido por primera vez el día 22 de abril del mismo año, alas 4 de la tarde, el clima ventoso que soplaba hacia las trincheras enemigas, permitió que los alemanes abrieran las llaves del gas, provocando una espesa nube de color amarillo-verdosa de 600 a 900 metros de profundidad que se deslizaba a nivel del piso, ocasionando un efecto aniquilador en las posiciones enemigas, que tuvo como resultado, 10 000 personas intoxicadas y más de 5 mil muertos, de lo cuales muchos murieron en el acto mientras que otros que lograron escaparse en el primer momento, murieron poco tiempo después.
Poco tiempo después, la serie de horrores tóxicos se fue ampliando. Los gases empezaron a lanzarse en bombas de artillería para evitar que el viento traicionero cambiara de dirección y terminara matando alas propias tropas por asfixia. Se establecieron cubiertas protectoras; los ejércitos desarrollaron sistemas de defensa y alarma, y se vieron obligados a abastecerse de máscaras anti-gas y ala rápida colocación de los mismos (seis segundos).
Desde 1916 las emisiones de nubes de cloro fueron sustituidas por granadas rellenas de gas fosgeno, bromuro de xileno y arsinas. La industria de la guerra fabricaba gases llamados Cruz Verde, Cruz Blanca, Cruz Azul y Cruz Amarilla, preparados por compuestos orgánicos con cloro y arsénico derivados del ácido cianocloruro. Fue en el mismo año, que los alemanes emplearon a gran escala estos gases asfixiantes. Se ejecutaron cinco grandes ataques en contra de los ingleses, y otros ataques en contra de Francia y Rusia, donde se empleó más que todo, gases que contaban con mayor concentración del mortal fosgeno.
“Un ataque destacado fue el Arras en diciembre de 1916. Allí, grandes cantidades de granadas cayeron en los alrededores, saturando los pisos y muros de las casas. Como era muy intenso el frío, se evaporaron los gases lentamente. Al siguiente día, cuando aparentemente los gases habían desaparecido, muchos soldados se quitaron las máscaras. Un error porque con el aumento de las temperaturas la evaporación de los gases comenzó de nuevo, habiendo un gran número de atacados.”
“La táctica consistió en ocultar por todos los medios posibles los preparativos previos, la utilización de nubes de humo para desviar la atención y el lanzamiento de los gases a intervalos variables. Esto último fue en realidad tristemente eficaz, pues la segunda emisión, después de la calma que seguía a la primera nube, encontraba desprevenidos a los hombres.”
No obstante, no fue hasta 1917 que lo alemanes dieron inicio al uso de su arma más letal, el Gas Mostaza, el cual persistía un largo periodo de tiempo contaminando la superficie, en forma de gotas similares al rocío, y era capaz de atravesar la ropa y los zapatos. En Nieuport se lanzaron más de 50.000 granadas en una sola noche, invadiendo casi toda la ciudad. También se calculó que en el otoño del mismo año, las tropas alemanas lanzaron más de un millón de granadas que contenían aproximadamente 2.500 toneladas de este gas.
Por otro lado, los franceses desarrollaron agentes biológicos para matar a los animales de la caballería alemana; sin embargo los alemanes lanzaron agentes que arrasaron con el ganado de Rumania y también trigo y ganado que se encontraba almacenado en Argentina e iba a ser enviado a los aliados.
Se afirma que entre 1915 y 1918 se liberaron 125 000 toneladas de compuestos tóxicos diferentes, provocando 1 300 000 mutilados, entre ellos más de 90 000 muertos.
Se afirma que entre 1915 y 1918 se liberaron 125 000 toneladas de compuestos tóxicos diferentes, provocando 1 300 000 mutilados, entre ellos más de 90 000 muertos.
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